Anton Chejov, ese buen doctor,
dice: "Una vez que un hombre es poseído
por una idea, nada se puede hacer con él".
Un maestro al que no le importan
sus discípulos tiene su diploma universitario
en un marco dorado que lo despliega
espléndidamente.
Una abuela ha gastado sus ahorros
en un juguete famoso: coches brillantemente pintados
que vuelan en el aire
con alambres. Su nieto lo examina
y pide permiso para ir a jugar afuera.
Una muchacha con larga y rutilante
cabellera, corre tan rápido como puede
por las calles
a casa de su amiga.
¡Hicimos el amor! ¡Me quiere!
Y ahora sé cuán bello
es todo.
Una noche invernal, las llamas
se mueven dentro de la chimenea. Él la envuelve
en sus brazos. Ella piensa
en el precio de las escalonias.
Por fin un hombre puede comprar
la chaqueta que siempre ha deseado.
En un instante advierte
un hilo suelto, sabe que nunca encontrará
el coraje para tirar de él.
¿Cómo puedes reírte de las cosas pequeñas?
pregunta una mujer. Nuestro bebé
se ha ido, y mi vida se ha ido también.
Pronto la pérdida es más valiosa
que el bebé, más que cualquier cosa.
Una mujer se enamora
de un hombre de su oficina. Él parece
distraído, preocupado —debe ser
que se siente igual. Un día él le pide
hablar en privado.
Perdóname, pero ese perfume
que siempre usas... parece
que daña mi nariz.
Los solitarios tienen mucho en sus mentes
de que hablar.
Un deseo es todo lo que hay,
largo pago por algo feliz.
Toda persona es culpable
de la primavera y que termine la primavera.
* Angela Ball nació en Athens, Ohio, U.S.A. en 1952. Sus libros de poemas incluyen Kneeling Between Parked Cars; Possession y Quartet. Vive en Hattiesburg, Mississippi y enseña en el Centro para Escritores de la Universidad de Southern Mississippi, donde es editora de la revista Mississippi Review
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