La poesía llama canciones. A veces explícitamente, a veces como evocación, muchas por capricho. En esta ocasión ejercitamos la poesía como el choque de esas dos placas tectónicas de la percepción que son los versos y las melodías.
Nazim y Jaime: sobre la muerte antes de la muerte.
Anahí y El Naty Combo: los trenes que llegan a la memoria.
Pavese y Sokol: los bueyes que vieron las auroras más bellas de la tierra.
Inchauspe y Divididos: la noche eterna de las preguntas sin respuesta.
Cirse y Otero: blues para el alma de la lluvia.
Michaux y Gieco: el lenguaje galopa sobre el cadáver de un animal.
Alejandro y Charly: balada contra la desaparición del cosmos.
Forchetti y Morrisey: la danza de las semillas del sentido.
Larkin y Los Piojos: el milagro del agua.
Giannuzzi y Bowie: viaje al ritmo del universo.
Carver y Waters: el ojo irónico puesto sobre el fetiche del mundo.
Mayakovsky-Harrison: la poesía libre de impuestos.
Sastre-ABBA: música disco para bailar sobre la muerte.
Portante-Lennon: signos maduros del abandono.
Bellessi-Waters-Gilmour: un jardín de gestos.
Prévert - Jagger - Richards: flores como divisa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario